Viaje Pilgua: Provincia de Arauco, Mapu Lafquenche

Como convivium urbano, creemos necesario y urgente extender nuestra mirada hacia el mundo de los pequeños pueblos y de las comunidades rurales. Es por esto que desde el 27 de abril y hasta el 1 de mayo, tres representantes de nuestro Convivium recorrimos algunas localidades y ciudades de la Provincia de Arauco, Mapu Lafkenche.

El objetivo de este viaje fue realizar un reconocimiento en terreno de productos locales y estacionales, conocer la gastronomía de la zona mediante la visita a picadas y ferias, y, por sobre todo, contactarnos con personas que guardan en su memoria y quehacer diario incontables costumbres, usos, técnicas y saberes, cuya investigación y protección hemos tomado como misión.

Nuestro viaje comienza en Santiago. Salimos el viernes 27 a las seis de la tarde, bajo una intensa lluvia rumbo a Arauco. El viaje duró aproximadamente 8 horas. El sábado 28 partimos temprano rumbo a Tirúa, pasando primero por la feria libre de Arauco y, más tarde, por la de Cañete. Desde Arauco nos acompañó René Bravo, encargado de Mercados Agroalimentarios de Indap Biobío.

Puesto en la Feria de Arauco. Pan minero, diquides, murtilla

En estas ferias no pudimos evitar preguntar acerca de diversos productos desconocidos para nosotros, e ir recolectando otros en nuestras respectivas pilguas. En Cañete nos encontramos con Cesar Ancalaf, asesor intercultural de la Seremi de Agricultura de la Región del  Biobío, quien nos acompañaría durante todo ese día y el siguiente.

Puesto en feria de Cañete. Huevos, meshken, mote, harina de avellanas y harina de habas

Antes de llegar a Tirúa, desde Cañete, existe una playa maravillosa llamada Quidico. Allí nos encontramos con Alonso Barraza, quien es chef ejecutivo de la organización ChileChef y uno de los presentadores del programa Recomiendo Chile. En el restaurant Miramar descansamos un rato y tuvimos una larga e interesante conversación acerca de nuestra gastronomía y sus desafíos, especialmente en cuanto a la inclusión de los pueblos originarios mediante el fomento de un turismo etnogastronómico bien pensado.

Durante la tarde visitamos a Rosita Huenumán, hija del Lonko Teodoro Huenumán y gran cocinera mapuche. Ellos forman parte de la comunidad Anillén. Al llegar disfrutamos de un paseo por los cerros costeros en compañia de Titi Huenumán, hermana de Rosita.

Miembros de Pilgua conversando con Titi Huenumán, Alonso Barraza y René Bravo.

Luego compartimos una rica comida con ella y su familia, con tortilla al rescoldo, mate y cordero. La cálida conversación con Rosita y su familia nos dejó con la sensación de querer volver lo antes posible. También nos dimos cuenta de cuánto tenemos que aprender de personas como ella, de cuán poco sabemos acerca de los mapuches y su cosmovisión.

Titi y Rosita Huenumán junto a Alonso Barraza, cocinando.

Esa noche Alonso cocinó varias exquisiteces con los productos que habíamos comprado durante el día. Claudia les contará. El vino y la conversación nos abrigaron del frío hasta altas horas de la noche. Así es como se aprende.

Al día siguiente visitamos a don Chito, colono de la zona que tiene un campo en Matraquín. Él y su familia cultivan papas para la comercialización, manteniendo el cultivo ya poco frecuente de variedades antiguas, como la Reina Negra. Además cría gallinas araucanas, chanchos y corderos. Conversamos largo y tendido; nos mostró las cinco variedades de papas nativas que conserva y nos dio a probar de una deliciosa chicha de manzana recién hecha.

Don Chito y una chanchita muy simpática

Luego de visitar a don Chito nos fuimos de vuelta a Arauco, donde nuevamente cocinamos nuestros productos y compartimos otra grata conversación.

El día lunes, temprano, nos fuimos a visitar la feria de Lota, que está abierta los 365 días del año. Encontramos varios productos interesantes, como el pan de mina y la jaiba remadora, y conversamos con varios de los vendedores.

Señora que vende pan minero en Feria de Lota

Además probamos mariscales o “platachos” típicos de la zona (como desayuno).

Platacho: cholgas, piures y ulte, aliñado con meshken y limón.

Luego volvimos a Arauco y fuimos a pasear a Llico para admirar los paisajes de la zona bajo la lluvia y ordenar nuestros pensamientos sobre este nutritivo, intenso y sabroso viaje.

Queremos agradecer públicamente a nuestros guías René, Cesar y Alonso. Sin ellos este viaje no habría sido ni la mitad de fructífero.

Lo que nos queda como lección y como desafío, es la certeza de que ¡tenemos tanto que aprender!

Saludos a todos!

Convivum Pilgua SCL